A raíz de la pandemia, muchos restaurantes optaron por colocar un código QR en sus mesas que permite a los clientes ver la carta sin necesidad de tener contacto físico con un documento en papel que haya sido tocado por otras personas. El proceso es muy simple: las cámaras de nuestros móviles reconocen e interpretan esos elementos y una vez escaneados, el sistema nos invita a abrir una página web con el menú, o descargar un archivo PDF, minimizando hasta ahí el riesgo de contagio.
El problema se encuentra en que la interacción de nuestro móvil con el restaurante empieza y termina con la lectura del menú, un documento sin vida, muerto. Y ahí es donde los restaurantes están desaprovechando una oportunidad única para transformarse. ¿Se ha digitalizado el menú? Sí. ¿Se ha transformado el negocio? No.
El hecho de que el menú sea un documento plano y sin vida (un PDF), descarta muchas posibilidades para mejorar la experiencia. No se permite a los comensales, por ejemplo, la ayuda que puede facilitar el móvil a la hora de escoger el producto. No sabemos, por ejemplo, cuáles son los platos más populares en ese lugar a esa hora. O ver fotos reales de los platos que más nos apetecen.
¿Y qué decir de ese otro punto de fricción tan común de comer en un restaurante? Efectivamente, nos referimos al momento de la verdad: el cobro.
No logramos entender por qué seguimos perdiendo tanto tiempo con esa fase de la experiencia:
Luego de estos pasos nos encontramos con el tema de dividir la cuenta entre dos o más comensales.
¿Qué alternativa nos ofrece la transformación digital? Una que pensamos que es mejor tanto para el cliente como para el restaurante.
La solución: Wibo tu ecommerce on site
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